Como ya sabrán, estoy en un proceso de divorcio. La palabra es muy dura, pero me ha hecho reflexionar mucho a lo largo de estos meses que ya llevo separada. Algo que me ha estado dando vueltas en la cabeza es cómo nuestro cerebro reacciona ante el amor y el desamor. Por supuesto que no soy ninguna experta en el tema, pero, como cualquier mujer, he tenido mis historias de amor intenso y desamor doloroso en diferentes etapas de mi vida.
Nunca se me van a olvidar esos dolores del corazón cuando terminaba una relación, pero sí se me había olvidado (o había dejado de pensar) en cómo se siente cuando te enamoras de alguien. Cuando no puedes dejar de pensar en esa persona y pasas el día imaginando escenarios compartidos. Esa magia es increíble y es un estado del ser humano en el que sientes una constante e inmensa felicidad en todo lo que haces. A través de nuestro cerebro, vemos a la otra persona como un (a) superhéroe que llena de alegría tu día.

Por otro lado, el desamor es duro, tristísimo, te vuelves un ser chiquito que no quiere tener nada que ver con la vida. El dolor es agudo y no existe nada que consuele un corazón roto, más que el tiempo (¿u otro clavo?).
Pero ¿por qué les digo esto? Porque creo que también hay circunstancias que la vida te presenta donde aunque hayas compartido una barbaridad de tiempo y experiencias con tu pareja, si ésta te hizo un daño constante (y logras darte cuenta y salir), el cerebro como que "apaga ese switch" y dejas de sentir. También tiene esa capacidad de volvernos los seres más fríos del planeta y que si te sientes fuerte, decidido y capaz de rehacer tu vida, nuestro cerebro nos va a dejar de bombardear con memorias tristes. No digo que no vengan memorias, pero llegan sin carga emocional. Así como te acuerdas del otro día que saliste a comprarte unos zapatos o cuando terminaste un gran libro, así recuerdas lo que viviste con la otra persona. No sientes nada, es un recuerdo y listo.
No sé si compartan lo que les estoy contando, pero en verdad me tiene muy sorprendida mi cerebro. Últimamente me está llenando de emociones con puras cargas positivas y estoy más feliz de lo que pensé iba a estar yo sola.
Adriana