Hace unos días platicando con una amiga que no tiene hijos, no está casada y vive sola, me preguntaba ¿qué tan difícil es ser mamá? ¿por qué a veces oigo las peores cosas sobre la maternidad? ¿de verdad es tan horrible?. Me quedé fría porque sincerarte sobre la maternidad es algo que "no se ve bien" porque "la maternidad es increíble en todo momento" y "las mamás que se quejan, ¿para qué tuvieron hijos?".
Para una mamá cualquier salida implica trabajo: arma la pañalera con todo lo que puedes necesitar, pensar si va a hacer frío, si va a llover o si le llevo 5,10 ó 15 juguetes. Si llevo el chupón o igual no se va a dormir, si le llevo sus cerealitos para que se entretenga y cuántos, etc, etc... Además, tengo que pensar el tiempo que me tengo que levantar antes para estar lista yo y verme más o menos decente.
La otra amiga se levanta, se baña, desayuna, se arregla, agarra su bolsa y se va. Estas amigas arman planes de salidas nocturnas al bar o a cenar a lugares deliciosos. Las mamás estamos cerrando el día a las 7-8 de la noche. ¡Me acuerdo cuando a esa hora empezaba la relajación después del trabajo! Yo también iba a cenas fácilmente, no tenía que pensar en nada más. Ahora, me pongo la pijama porque no puedo más del cansancio y mi plan favorito es cenar y ver algo en Netflix.
El pensar en ese alguien más cuando eres mamá es un trabajo constante, que nunca va a terminar. Sí, es pesado, agotador y a veces dan ganas de desaparecer porque quejarte con quien sea se oye terrible. He llorado, gritado en silencio y abrazado a mi mamá por desesperación muchas veces. Ese es el lado obscuro, el difícil y del que nadie quiere hablar porque se ve mal.
Ahora, levantemos los ánimos. La vida me dio la posibilidad de conocer el amor más real que existe, el que nunca se va a terminar, el que llena mi corazón todos los días con todo lo que hace (sí, soy de esas mamás que le toman foto de todo ¿y qué?). Cada carita, sonrisa, trompetilla y demás me hacen el día de una manera que sólo otra mamá entendería. El trabajo más valioso e importante que estoy haciendo es el darle a otro ser humano la capacidad de desarrollarse junto a mi. Ver esto suceder es un milagro que nadie te puede explicar porque no hay palabras para describirlo. Mi vida ya no es tan divertida como era, ya no uso tacones ni vestidos cortos, pero la comparto con un corazoncito hermoso que me acompaña en todo lo que hago y me recuerda que cada instante tiene un valor importante. Sé que recuperaré (en parte) las salidas divertidas de adultos en algún momento, pero mientras eso pasa, me divertiré escuchando las historias de las amigas que van de fiesta y yo las aburriré con mis historias de mamá. ¡Así es la vida!
Bueno, me voy después de compartir estos párrafos porque Lorenzo ya tiene las manos sumergidas en la tierra de la planta.
2 comentarios:
Hola Adriana,
Me gustó mucho leer tu publicación. Yo estoy del otro lado, soy casada pero no tengo hijos y vivimos la vida de solteros todavía, como ese tipo de "lujos" que tu mencionaste, pero sé que es verdad. No acabas de entender muchas cosas ni conoces el amor más profundo y fuerte que en el mundo pueda existir cuando no eres madre, creo que tener un hijo es una experiencia única y tenemos la capacidad para ello, porque así fuimos creados. De verdad admiro a las personas (tu, mi mama, y todos los papas también) que escogen dejar de vivir para sí mismos y criar, entrenar, cuidar y velar por una vida que se dejó en tus manos. Gracias por compartir estos sentimientos con todos!
Que tengan un bonito día Lorenzo y tú.
Qué linda Jessica, mil gracias por tu comentario. Saludos!
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